Es una actividad que se hace todos los años en la que participan los alumnos de segundo y tercero de todas las especialidades. Dichos alumnos, esa semana se dedican de lunes a viernes únicamente a esto. Se dividen por grupos y los componentes son elegidos aleatoriamente, por lo que te toca trabajar con gente de todas las especialiades.
Cada año viene un diseñador diferente, y éste propone un proyecto para realizar esos días.
Este año vino Constantin Boym, un diseñador de producto, nacido en Rusia, que es también profesor en el instituto Pratt de Nueva York.
Lo que nos propuso fue hacer los posibles objetos que se venderían en una tienda de un museo.
En mi grupo elegimos el museo de la trufa de Estella y después de varias ideas nos decantamos por hacer un juguete para niños que consistía en encontrar trufas enterradas.
Fue una experiencia extraña, tenía su lado bueno y malo.
Honestamente aprendí bastantes cosas de mis compañeros, pero al ser tantos era difícil ponernos de acuerdo. Aun así me quedo con lo bueno, el buen ambiente que pudimos crear para trabajar y la satisfacción de acabar haciendo bien lo que teníamos en mente.
